05 Sep YOGANANDA INTERPRETANDO EL GUITA EN EL DESIERTO

Para mí fue una experiencia espiritual, y no se puede describir una experiencia espiritual con el lenguaje, porque el lenguaje se basa en la percepción sensorial. Solo puedo decir que cuando entré a la habitación donde él (Paramahansa Yogananda) estaba trabajando, la presencia de Dios era tan tangible que para mí fue como entrar en Dios mismo. Esa vibración divina llenó toda la habitación, y fluyó claramente a través del Maestro. Mientras que un erudito podría detenerse para considerar cómo quería interpretar una idea, Paramahansaji no necesitaba detenerse y pensar qué decir. Simplemente lo hacía hora tras hora, sin interrupción, sin pausa, a veces hasta bien entrada la noche. Era obvio que estaba en un estado profundo de comunión con Dios, y que estaba recibiendo su inspiración directamente de Dios.

Recuerdo que en una ocasión su secretaria dejó de escribir y dijo: «Señor, la palabra que acaba de usar no existe en inglés». El Maestro se volvió hacia ella y le dijo: «Sí, que existe. Búscalo en el diccionario». » Señor, no está aquí «. «Entonces ese diccionario no sirve», respondió. «Busca en otro». Buscó la palabra en un segundo diccionario, pero tampoco estaba allí. Entonces, nuevamente le dijo que buscara en otro diccionario. Salió de la habitación y regresó con dos diccionarios más, más grandes, y los dejó en el suelo. El tercero no lo tenía, pero el cuarto, el más grande, sí. «Verás», dijo él, «si la palabra no existiera, Dios no me la hubiera dado». Luego pidió que no lo interrumpieran más. «Tenemos un trabajo importante que hacer», dijo. Como ven, esta no era una interpretación intelectual, «Hecha por el hombre» por así decirlo, basada en el pensamiento de un hombre sobre lo que era la vida. Esta era la verdad, directamente de Dios.

Hermano Anandamoy en una entrevista concedida a «Yoga Journal» en 1996, publicada también por SRF