TAL COMO NOS ACERCAMOS A DIOS EN LA MEDITACIÓN, ASÍ NOS RESPONDE

Paramahansa Yogananda y el joven «zombi»

Les voy a contar unas pocas historias… pequeñas historias… que me enseñaron grandes lecciones. La primera historia tuvo lugar en la primera Convención (de SRF). El final de la Convención tuvo lugar en la Sede Central, en la pista de tenis. Al final, el Maestro (Paramahansa Yogananda) estaba sentado en una silla y los devotos se acercaban uno a uno a él para saludarle y decirle adiós… y yo estaba allí de pie, observando… era mi pasatiempo favorito, observar… al Maestro, y yo vi, observando, cómo diferentes devotos se aproximaban a él y cómo él respondía. Así que entre aquella gente había un joven… cuando le vi… si le hubiera visto hoy, habría dicho que estaba drogado… pero en aquellos días no tenían drogas todavía… ¿las tenían ya en los cincuenta? Sea como sea, él era un zombi, ¿saben lo que es un zombi? Es un hombre muerto, sin vida. Se acercó con las dos manos en sus bolsillos, y se acercó al Maestro… y cuando llegó, se quedó de pie delante del Maestro… saco una mano de sus bolsillos… y una mano sin vida se quedó colgando delante del Maestro… y el Maestro también levantó una mano sin vida… sin energía suficiente siquiera para chocarla, tan sólo eran dos manos colgando. Luego siguieron otros devotos… y detrás de ese joven, venía una mujer mayor, era una devota de hacía muchos años… y ella justo era… un ¡oh!, ¡Maestro!… toda devoción, toda devoción… y ustedes hubieran tenido que ver… al Maestro… y cómo él respondía… podías sencillamente verlo, él ni siquiera la tocó… pero él simplemente estaba vertiendo sus bendiciones… y su amor a esa devota… y el joven anterior se había dado la vuelta y vio la transformación del Maestro. Se dio la vuelta, y se puso a la cola de nuevo. Después cuando llegó… ocurrió lo mismo… igual de zombi, ambas manos en sus bolsillos… y cuando estuvo al lado del Maestro… levantó una mano… El Maestro se mostró completamente retraído… y otra vez dos manos sin vida se enfrentaron. Luego él joven se marchó y nunca le volví a ver. Y yo pensé: «¡Qué gran lección me ha enseñado el Maestro! ¡Qué gran lección!» Tal como nos acercamos a Dios en la meditación, así nos responde.

Tomado del DVD «Kriya Yoga más devoción» publicado por SRF

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