
03 Abr RESPUESTA DE GURUJI A LOS PROBLEMAS DE LOS DEVOTOS
Hermano Balananda:
Queridos multimillonarios de sonrisas,
Pensando en los desafíos que todos enfrentamos durante esta pandemia de Coronavirus, me encuentro reflexionando sobre la respuesta única de Guruji a las pruebas y los problemas que los devotos le presentaban.
Cada vez que los monjes o monjas acudían al Maestro, con cualquier tipo de problema (ya sea físico, mental, emocional, financiero, o no importaba qué), siempre les decía una de estas dos cosas: «Siéntate y medita» o «Sólo ama más a Dios «.
Eso es todo, solo esos dos remedios.
Recuerden que cuando Daya Mata acudió a él con una serie de problemas financieros, acreedores a la vista, facturas a pagar, alimentos que comprar, etc., la reacción de Guruji fue sólo: «Simplemente siéntate y medita». Y luego la respuesta mental de Ma a Guruji: «¿Cómo puede decir eso? La meditación es por la mañana y por la noche. Ahora es momento de mantener este ashram creciendo y mantener a los acreedores alejados de nuestra puerta».
Pero siendo la discípula obediente que era, invariablemente se sentaba a los pies de Guruji y meditaba.
Y Ma nos contó, que cada vez que salía de una de esas meditaciones, todos sus problemas se desvanecían, parecían muy insignificantes.
¿Y qué hay del otro remedio de Guruji: amar más a Dios?
Daya Ma, que tuvo muchos problemas físicos importantes en los primeros días, venía al Maestro y le contaba todo sobre el sufrimiento físico que estaba padeciendo. Y en lugar de simpatizar con ella, diciendo: «Está bien, hija mía, vete de retiro o tomate la tarde libre», él solo decía: «Simplemente ama más a Dios». «Sólo ama más a Dios «.
Y aprendió a hacer exactamente eso: a amarlo en cada momento, incluso en medio de todo su dolor, deberes y responsabilidades. ¿Y entonces qué pasó? Todos sus problemas físicos simplemente desaparecieron.
Así pues, ¿qué dice el Maestro?
Que todo se reduce a la ley y al amor. Podemos resolver todos nuestros problemas ya sea meditando o practicando la Presencia, simplemente sentándonos y meditando o simplemente amando a Dios más. Cuando hacemos cualquiera de estas dos cosas, invariablemente encontramos que la ecuanimidad que habíamos perdido, regresa.
Entonces, ¿qué fue lo que nos hizo perder nuestra ecuanimidad en primer lugar? No meditar lo suficiente o no practicar la presencia de Dios lo suficiente.
¿Y hay algo más simple que eso? Cuando meditamos, cuando practicamos la Presencia, estamos en sintonía con Dios: todo está bien; y cuando no meditamos o no practicamos la Presencia lo suficiente, estamos en sintonía con Maya: todo es cualquier cosa menos algo bueno. Todo es un nido de problemas, como dice el Maestro.
¡Qué sabio es el Maestro! Y qué receptiva era su querida Daya Ma. Que todos aprendamos a tener ese mismo tipo de receptividad, ese mismo tipo de sintonización.
Todos ustedes están en mis más profundas oraciones y mi corazón.
En amistad divina y amor,
Hermano Balananda
Encinitas
1 de abril de 2020
Sorry, the comment form is closed at this time.