
14 Abr PROFUNDIZANDO TU VIDA INTERIOR PARA ELEVAR TU VIDA EXTERIOR – POR SRI DAYA MATA
No te tomes tu vida con tanta seriedad; el sendero espiritual no es sólo disciplina. Deja que el gozo lo impregne también: la felicidad, la belleza y la libertad de ese maravilloso Espíritu, Dios. Mantén siempre una actitud alegre, animosa, porque Dios ama entrar en los corazones alegres. El gozo es Su naturaleza y es nuestra verdadera naturaleza. Si descubres que haces las cosas sin alegría, sin entusiasmo, sacúdete mentalmente ese estado.
Una de las últimas conversaciones que tuve con Guruji fue sobre ese tema. Le dije: «Maestro, ¡usted ha logrado hacer tanto!. ¿Qué es lo que impide que la gente alcance ese tipo de logros para Dios?» Él dijo: «Debe haber más entusiasmo». Eso me llegó muy profundamente. Pensé: «¡Por supuesto! No puedes ser indiferente en la vida espiritual». Lo que pongas en tu vida, eso es exactamente lo que obtienes de ella, y nada más. Si tu actitud es alegre, entusiasta y positiva, así será tu vida. Si tienes pensamientos de devoción por Dios, sentirás devoción. Pero si llenas tu mente de negatividad, crítica, mezquindad, egoísmo, eso es lo que recibirás. Esa es la ley divina. No puede ser de otra manera.
Lucha constantemente contra la indiferencia; interésate en lo que estás haciendo, encuentra alegría en el desafío de hacer las cosas bien. Es un estado de ánimo por el que hay que trabajar. ¿Cómo lo consigues? Constantemente, volviéndote internamente a Dios y hablando con Él. No importa lo que te esté preocupando, no importa cuál sea tu prueba, el Señor ya lo sabe. Él sabe todo sobre ti: cada debilidad, cada deseo, cada lucha y duda. Lo que tienes que hacer es admitir que Él los conoce todos y enfrentarlos con Dios. Es un proceso de purificación, una confesión del alma al Amado, que es el más paciente, el más tolerante y el más indulgente de todos. Él solo te pide que lo ames; y cuanto más haces esto, más se aflojan las cuerdas de esos malos hábitos que te han atado, física y mentalmente. Cuando tu atención y energía se enfocan en Dios, las atracciones y compulsiones menores pierden su poder para retenerte. Un hermoso ejemplo de esto es San Agustín. ¡Qué luchas tuvo que pasar! Él era un hombre mundano y sensual, pero se enfrentó a sí mismo ante Dios. Puso su fe en Dios; y continuó intentándolo, una y otra vez, y se convirtió en un santo.
Sri Daya Mata
Revista SRF, primavera de 2000
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