LA POSTURA DE MEDITACIÓN DE SRF

LA POSTURA DE MEDITACIÓN DE SRF

 La meditación científica es el acercamiento directo a la realización de Dios, ya que consiste en métodos definidos paso a paso que elevan la conciencia del hombre, de la materia al Espíritu. El primer paso es asana o postura correcta.

Se pueden usar varias asanas de yoga diferentes para la meditación. Muchas de estas requieren que el yogui doble las piernas en ángulos agudos y, por lo tanto, son difíciles de lograr o mantener durante largos períodos. Sin embargo, Paramahansa Yogananda, quien enseñó Yoga en Occidente durante más de treinta años, recomendó una postura de meditación que se puede dominar fácilmente.

El asiento de meditación debe ser plano y horizontal al suelo. Una silla recta sin brazos es muy buena. La altura de la silla debe ajustarse a la altura y estructura corporal de la persona. Si el asiento es demasiado alto uno tiende a inclinarse hacia adelante durante la meditación. Si el asiento es demasiado bajo, tiende a inclinarse hacia atrás. El asiento ideal es aquel que permite colocar los pies planos en el suelo con los muslos paralelos al suelo. Use una manta de lana o una tela de seda (o ambas, con la seda encima) para cubrir el asiento de meditación y colocarlo debajo de los pies (ver imagen). La tela ayuda a aislar el cuerpo de las corrientes terrestres magnéticas que de otra manera mantienen la conciencia atada a las percepciones materiales. Si uno planea meditar durante mucho tiempo, puede colocar un cojín en el asiento.

Un yogui es aquel que practica yoga (el antiguo arte y la ciencia de unir conscientemente el alma individual con el Espíritu Cósmico).

Uno debe usar ropa cómoda (no demasiado pesada, no demasiado delgada, ni demasiado apretada). También es beneficioso quitarse los zapatos, si uno está meditando en la privacidad de su hogar.

Las instrucciones para la postura correcta de meditación son las siguientes:

Mantenga la columna erguida, perpendicular al suelo.

Coloque los pies apoyados planos en el suelo.

Mantenga el pecho hacia afuera, el abdomen hacia adentro y lleve los bordes internos de los omóplatos lo más cerca posible.

Descanse las manos, con las palmas hacia arriba, en la unión de los muslos y la región abdominal.

Mantenga la cabeza erguida, con la barbilla paralela al suelo.

Relaje todo el cuerpo y manténgalo completamente quieto.

Todos estos puntos son importantes; y, en el período de la práctica, deben revisarse mentalmente con frecuencia.

El factor más importante es la posición de la columna.

Paramahansa Yogananda nos dice que el cuerpo es un templo de Dios, en el que la columna es el altar sagrado. Enseñó que la conciencia (la chispa de Dios en el hombre) ha descendido del Espíritu al cuerpo mortal, donde se manifiesta a través de siete chakras o centros de fuerza vital en el cerebro y la columna vertebral. Desde el eje cerebroespinal, la conciencia y la fuerza vital se desplazan hacia el sistema nervioso senso-motor, provocando las percepciones y reacciones del hombre hacia el mundo exterior. El hombre tiende a identificarse con su cuerpo físico y a aceptar las limitaciones del cuerpo y del medio físico; así olvida su verdadero Ser como hijo del Espíritu. El propósito de la meditación es despertar en el hombre el recuerdo de su naturaleza divina invirtiendo el flujo de la fuerza vital desde los nervios senso-motores de regreso a la columna y el cerebro; y así elevar la conciencia a través de los siete centros cerebroespinales a un estado de reunión con el Espíritu.

 

Para progresar satisfactoriamente en la meditación, uno debe mantener la columna erguida. Cuando se permite que la columna se doble, las vértebras se salen de su alineación normal, constriñendo así los nervios espinales y dificultando el flujo de la fuerza vital en ellos. Cada una de las reglas anteriores sobre la postura contribuye a la rectitud, la fuerza y ​​la estabilidad de la columna vertebral, como descubrirá a través de su propia práctica.

Las posiciones de los pies y las palmas también tienen valiosos efectos psicológicos y espirituales. Poner los pies planos en el suelo induce un estado de alerta mental y estabilidad. Girar las palmas hacia arriba conduce a la propia entrega del corazón y la mente a Dios. Entonces, cuando el cuerpo se mantiene completamente quieto, la fuerza vital, que ya no está obligada muscularmente a fluir hacia afuera, fluye libremente hacia adentro hacia las ciudadelas espirituales: la columna vertebral y el cerebro. Si uno permanece durante algún tiempo en esta posición relajada, experimentará, sólo a través de la postura correcta, un estado de calma y alegría que es un anticipo del éxtasis divino.

Al principio, sin embargo, se pueden encontrar algunas dificultades. Quien no está acostumbrado a mantener la columna erguida debe tensar los músculos de la espalda para llevar las vértebras a la posición correcta; por lo tanto, puede encontrar agotadora la nueva posición. Para aliviar la tensión de la columna, el principiante puede sentir el deseo de apoyarse en el respaldo de la silla, o de meditar mientras está acostado. Debe resistir firmemente estas tentaciones, porque mantendrán la conciencia atada a las percepciones materiales.

Otro obstáculo es la inquietud, que se manifiesta como el deseo de librarse de la tensión o inquietarse constantemente; o, si a uno le molesta el picor, rascarse. En otras ocasiones el principiante encuentra que saliva y traga con más frecuencia de lo habitual. Los ruidos de garganta perturban no sólo al devoto sino, en la meditación grupal, también a sus vecinos.

Felizmente todas estas dificultades son sólo temporales; desaparecen cuando uno persevera en una práctica constante y regular de meditación.

Sin embargo, el problema más importante, el de mantener la columna erguida, requiere una atención especial. No sólo en la meditación, sino en todas las actividades diarias uno debe hacer un esfuerzo consciente para mantener la columna vertebral recta. Los estudiantes, los oficinistas y otras personas cuyas ocupaciones exigen largas horas de estar sentados deben tener especial cuidado con la postura. Todos los que practican los ejercicios de energización de SRF los encontrarán extremadamente valiosos para rejuvenecer y ajustar correctamente los nervios espinales. Para lograr una buena salud, eficiencia mental y realización de Dios, uno debe estar convencido inquebrantablemente de la importancia de mantener la columna erguida en todo momento, tanto en la actividad como en la meditación.

Las funciones del cuerpo, la mente y el alma se ven armonizadas por la postura básica de meditación. La fuerza vital fluye entonces libremente en la columna vertebral y los nervios, dando mayor fuerza, vitalidad y salud. El mismo acto de enderezar la columna eleva la mente y la conciencia. Cuando la columna está recta, uno siente que puede enfrentarse al mundo con coraje y confianza y convertirse en un ejemplo inspirador para los demás. A todo el mundo le gusta conocer a otros que sean rectos no sólo moralmente sino también en apariencia (aquí se refiere a que mantienen la columna recta). Pero el beneficio supremo de la postura erguida de meditación es que facilita la práctica de las técnicas espirituales psicofísicas que, junto con una firme devoción a Dios, abren la vía espinal a través de la cual se puede alcanzar la conciencia del alma.

 

Self-Realization Magazine 1953 a 1957 / Nov – Dic 1955

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