LA PACIENCIA Y LA HUMILDAD EN LA ADVERSIDAD – POR SRI DAYA MATA

La paciencia y la humildad en la adversidad son más agradables a Dios que mucho fervor y devoción cuando las cosas van bien. Qué sencillo es amar a Dios y al hombre, qué sencillo es tener un celo divino, cuando todo se desliza suavemente en nuestras vidas. Pero a los ojos del Señor la paciencia en tiempos difíciles, la calma en tiempos de intranquilidad, la dulzura en tiempos de pruebas y la humildad en tiempos de adversidad son más agradables. ¿Por qué? Porque la verdadera fuerza de una cadena se revela cuando su eslabón más débil es probado. Cuando nosotros, cadenas-humanas, somos cortados por pruebas, cuando somos probados fuertemente por las tentaciones físicas o mentales, es entonces cuando nuestros puntos más débiles se manifiestan.

En medio de las adversidades debemos pedir a Dios y decir como nuestro Maestro nos ha enseñado: “Mi Señor, hágase Tu voluntad”. No debe importarnos qué suceda en nuestras vidas, debemos aprender a pararnos firmemente mientras se derrumban los mundos. Cuando parezca que tu propio ser se está rompiendo dentro de ti, entonces es tiempo de decir: “Mi Señor, mi Señor, que se haga Tu Voluntad, no mi voluntad; Tu Voluntad sea hecha”. Entonces el Señor estará de verdad contento con nosotros.

¿Cuándo fue que Jesús expreso su amor más grande a Dios? ¿Cuándo ganó Jesús su mayor victoria? Fue cuando en medio de las adversidades inclinó la cabeza con humildad y paciencia divina y dijo: “Oh, Padre, deja que esta prueba pase, si es posible; sin embargo, no se haga como yo deseo, sino según Tu Voluntad”. También al decir: “Perdónalos Señor, porque no saben lo que hacen”. Este es el gran ejemplo que el Señor quiere que cada devoto siga. Se nos dan pruebas para aprender esta lección.

Si hacemos, aunque sea un esfuerzo pequeñísimo para practicar esta paciencia y humildad divinas, podremos ver qué bella es la vida cuando al fin conquistamos y sobrepasamos la debilidad del pequeño ego. Si nos agarramos fuertemente, si manifestamos fuerza espiritual tenaz a pesar de la más grande prueba que venga, entonces el Señor se manifestará a nosotros en toda Su belleza, en todo Su amor y en toda Su compasión reconfortante. Dirá: “Estoy contento contigo, hijo mío; estás probando que estás hecho a mi indestructible, inquebrantable, inmortal y gozosa imagen”.

Así que la próxima vez que vengan las adversidades no nos mostremos desalentados o descorazonados. Piensa que estas pruebas son una oportunidad para practicar la humildad, para manifestar paciencia.

Extracto de una charla de Daya Ma, revista de SRF primavera de 1990

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