
11 Nov ¿ESTAMOS DEJANDO QUE LAS CIRCUNSTANCIAS DE LA VIDA NOS CONTROLEN? – POR EL HERMANO SEVANANDA
¿Estamos dejando que las circunstancias de la vida nos controlen?
El Hermano Sevananda ha hablado durante esta charla de algunos medios para impedir que la vida nos controle: la introspección sincera, para averiguar en que punto estamos y a partir de allí tomar las medidas oportunas; la lectura de las enseñanzas del Maestro, especialmente las nuevas lecciones, para sintonizarnos con Dios y el Gurú y su sabiduría; y la meditación sobre todo, que convierte esas enseñanzas en nuestra propia realización, lo que hace que abandonemos nuestra identificación con el mundo que nos rodea, el cual con su belleza nos atrapa en su cambiante realidad, y la meditación nos devuelve a lo que verdaderamente somos, el alma eterna.
Pero quizás el aspecto final que quiero tratar esta noche es, ¿Qué pasa si nuestras circunstancias no son como un jardín, por decirlo así, sino que son horribles?, que son mucho peores. ¿Cómo podemos entonces permanecer fuertes? ¿Cómo podemos seguir actuando lo mejor posible? ¿Cómo podemos…? Sabemos todo esto de lo que hemos hablado: el valor de la meditación, el valor del estudio, el valor de todas las acciones espirituales, pero ¿qué pasa si estamos pasando por circunstancias difíciles, con el cuerpo con alguna enfermedad, con la pérdida terrible de un ser querido, etc.? ¿Cómo podemos entonces tener el ánimo para meditar? O que, en lugar de horas de meditación, todo lo que podamos ofrecer sea tan solo unos minutos, o unos momentos de meditación. Y acaso sabemos si esa ofrenda… ¿cómo sabemos si esa ofrenda tiene algún valor en nuestra vida, en ese punto? Es en esos momentos en los que nos vemos sacudidos, o podemos estarlo. Nuestro amor, nuestra realización, se ven tentadas en esos momentos.
Hace algunos años atrás, en nuestra revista de Self-Realization, se publicó un artículo escrito por uno de nuestros miembros, que nosotros publicamos, para contar la historia de la batalla de su esposa contra el cáncer. Era una historia increíblemente triste. Era muy emotiva. Descorazonadora. Inspiradora. Conmovedora. Era todo eso al mismo tiempo. Como la vida. Y pensé leerles algunos extractos de esa historia, de ese viaje.
Comienza así: “Ama a Dios, sin importar lo que pase”. Esta persona escribió: “estas fueron las palabras finales de mi esposa a nuestra hija de 18 meses”. Y él contó en el artículo: “Estas palabras resumen perfectamente su actitud mientras se preparaba para morir. Ella amaba a Dios sin importar lo que viniera. Sin importar que ella sólo tenía 37 años y estaba perdiendo a un marido y una hija pequeña. Sin importar que el cáncer hubiera devastado su cuerpo, a pesar de los muchos meses de lucha continua contra él. Sin importar el que ahora estuviera sufriendo un dolor constante. Sin importar nada de nada, ella amaba a Dios.
Y hay tanto en esto y su historia, que yo estaba pensando si sería apropiado contar tan solo unos extractos de ella, pero espero que aunque sea poco, nos sean de ayuda y parece que siempre que se cuentan estas historias, cuando las compartimos… nos dan un nuevo significado y valor, y se convierten en velas de inspiración que ayudan a iluminar el sendero al resto de nosotros que tenemos el privilegio de compartir y unirnos a la vida de una persona como esta.
Así que él continúa diciendo: “fue maravilloso verla”. Y yo estaba pensando: pero ¿cómo es posible? Es su esposa, se está muriendo de cáncer, pero para él, ella era aún más hermosa”. Y él continúa diciendo: “Fue hermoso ver como ella resistía contantemente el sentimiento de auto compasión, y el pensamiento de ¿por qué me esta pasando esto a mí?” Saben, yo estaba pensando. Ella estaba ayudando a su marido, a su familia, a sus seres queridos también, a soportar esta situación debido a la fuerza que ella emanaba. Y no sólo por ella, sino por todos los que la rodeaban. Él dijo: “Ella puso todas sus fuerzas, enfrentando su terrible experiencia diaria usando la oración de Gyanamata: ‘Señor, no cambies ninguna circunstancia de mi vida, cámbiame a mí’. Luego dijo, y esto es especialmente importante para nosotros, sobre el tema de esta noche, dijo: Ella llegó a entender que sus circunstancias tenían un propósito: ayudarla a aprender a aferrarse a la conciencia de Dios, sin importar las condiciones externas a las que se estaba enfrentando, salud o enfermedad, comodidad o dolor, vida o muerte.
Después, él compartía una carta que recibió su esposa de nuestra presidenta entonces, Sri Daya Mata, quien le escribió diciendo… y yo estaba pensando, saben, si cualquiera de ustedes, tal vez esté pasado por algo similar, o este tipo de prueba, o algo similarmente desafiante, entonces, a medida que escuchen estas palabras, llévenlas a su corazón y a su alma, son para ustedes, son para nosotros. Tuvieron lugar en un momento del tiempo, pero esas palabras, sencillamente, permanecen en el éter. Y si estás pasando por algo similar ahora mismo, escucha estas palabras como si a través del tiempo y del espacio, se las estuvieran diciendo a ustedes. Así que Daya Ma escribió: “Sigue aferrándote dulcemente a tu hermosa actitud de fe y coraje, sabiendo que un gran progreso y recompensa son tuyos. Estamos aquí para unirnos a Dios, y tu alma está creciendo en Su vida y belleza debido a tu fe en medio de la prueba”. Y continuó diciendo: “La Madre Divina y Gurudeva están complacidos contigo, querida, y te están bendiciendo sin medida. Tan solo aférrate internamente a ellos, descansando en el pensamiento de Su amor. Es un amor eterno, tal como el amor que compartimos con otras almas”. Y terminó diciendo: “Qué paz y gozo llenan el corazón, cuando nos damos cuenta de que la vida sigue y sigue, y de que siempre estamos cerca de aquellos que son nuestros. Y que nos esperan en cada vez mayores alturas de alegría y comunión con Dios”.
Y el devoto relató que cuando su esposa finalmente murió, habló de cómo estaba impregnada la habitación del hospital mientras expiraba. Y por si eso no fuera suficiente, aproximadamente una hora después de que su esposa falleciera, el todavía estaba con ella en la habitación del hospital, cuando una de las enfermeras le pidió que fuera al centro de enfermería para atender a una llamada que había para él. Él dijo que se preguntaba quien podría ser, dado que él no había tenido tiempo de telefonear a nadie para comunicarle el fallecimiento de su esposa, pues se había quedado a su lado. Y dijo que la llamada resultó ser de Sri Daya Mata, quien le dijo: “Justo estaba meditando, cuando sentí el fallecimiento de tu querida esposa”, luego siguió diciendo: “Ella está con el Maestro mientras hablamos, y está gozando de una gran alegría”. Y yo (Sevananda) estaba pensando: “Ah, para obtener este tipo de confirmación, de verdad, creo que podríamos decir, “bueno, yo no conocía a Sri Daya Mata, y ella no me conocía a mí como conocía a esa persona, y quien sabe… Ella (Daya Ma) nos conoce. Nosotros la conocemos. Especialmente aquellos de nosotros que hemos hecho nuestro este sendero. Esto es parte de nuestra familia. Es algo casi incomprensible. Así que volviendo al principio de esa llamada que Ma le hizo a él, “Justo estaba meditando, cuando sentí el fallecimiento de tu querida esposa, ella está con el Maestro mientras hablamos, y está gozando de una gran alegría. Quiero que sepas que ella había cumplido con los deseos de Guruji a lo largo de su vida, y especialmente durante su enfermedad. Trata al máximo de sintonizarte con esa gran alegría que tu esposa está sintiendo, como resultado de entregarse a Dios y a su Gurú. Que el Maestro te bendiga y a tu hija también, querido”.
Y de nuevo, durante esos últimos días de su enfermedad, ella no estaba meditando mucho tiempo y demás, pero el Maestro estaba especialmente contento. Ese tipo de ofrendas que escuchamos anoche, ofreciendo nuestro amor, nuestro coraje, y otras cosas. ¡Y hay tanto en una historia como esta! ¡Está tan llena! Y pensé que tal vez, lo que la hace especialmente inspiradora y útil es que no es una historia sobre algún santo que vivió hace siglos, o sobre algún estado de conciencia de esos que aspiramos a lograr en alguna lejana galaxia, saben. Es una historia sobre nosotros, en nuestro planeta tierra. Y trata de ti, de mí. Se trata de todos nosotros. De nuestro potencial, de lo que somos capaces. Somos los santos en proceso pertenecientes al Maestro.
Sorry, the comment form is closed at this time.