
24 Jun EL SADHANA DEL YOGA QUE ATRAE EL AMOR Y EL GOZO DE DIOS (PARTE III) – MRINALINI MATA
En el anterior post: El Sadhana del Yoga, parte II, se decía, hablando del nirbikalpa samadhi: Se requiere mucho tiempo y esfuerzo para alcanzar tal estado. Ese estado es el que vimos manifestado en nuestro amado Gurudeva.
EL GURÚ: DIOS ENCARNADO EN FORMA HUMANA
Quien haya alcanzado ese estado se convierte en la expresión completa de Dios mismo. Y eso es lo que reconocimos en nuestro amado Gurudeva. En su presencia, aunque sentíamos tal calidez y cercanía hacia esa personalidad en su forma física, también había momentos en que esa personalidad individualizada se convertía en un velo extremadamente delgado a través del cual podíamos ver. Así como Krishna le dio a Arjuna la visión de la forma universal de Dios que estaba en su interior, así en esos momentos vislumbrábamos: «Ah, lo que tenemos delante no es una forma física ordinaria, -ni siquiera la forma física de un gran sabio y amante gurú-, sino que quien está ante nosotros es el mismo Dios».
En tales ocasiones, un gran sentimiento de asombro nos sobrecogía. Pero entonces Guruji nos quitaba ese sentimiento, tal como Krishna hizo con Arjuna. Después de esa visión, Arjuna, asombrado al contemplar a su amado gurú como el infinito, cósmico «Señor de Poder Incomparable», dijo: «¡Oh, mi Señor, ¡cómo he podido atreverme a llamarte amigo y haberte tratado tan familiarmente!». Sin embargo, Krishna dulcemente le replicó: «No, mira cómo soy el mismo»[1]. Y asumió de nuevo su forma de Krishna, el amado gurú y divino amigo querido de su discípulo. Así es como Gurudeva era con nosotros; y ese es el tipo de relación que quiere que tengas con él: alguien a quien puedas acudir, a quien puedas acercarte como al amigo divino más querido y más comprensivo, sin importar qué dificultad, fallo o defecto tengas. Tal como Guruji nos dijo una vez:
«No me importa lo más mínimo cuántas veces tropieces y caigas en el camino espiritual. Estoy observando una cosa: quiero ver cuántas veces te levantas. Cada vez que cometas un error en tu sadhana, si te vuelves descuidado, perezoso, olvidadizo, indiferente, no importa, hijo mío. Pero debes saber que yo nunca me vuelvo descuidado, perezoso o indiferente hacia ti».
El Gurú siempre está ahí, justo detrás del corazón, la mente y el alma. Como su discípulo que eres, él te sostiene y está tratando de atraerte hacia Dios. Entonces no importa si hay momentos en los que piensas: «¡Oh, el sadhana es demasiado! Él siempre está ahí; observando para ver si en el siguiente instante corriges ese insulto a Dios y al Gurú por un cambio de actitud, diciendo: «Esto está mal, debo dar mi amor, debo dar mi devoción; debo hacer un esfuerzo para estar en sintonía con mi Dios, con mi Gurú. Cuando el devoto siente eso de nuevo, está abriendo su vida al Gurú otra vez.
SOLO EL QUE TIENE A DIOS PUEDE DARTE A DIOS
Hay tantos maestros en este mundo hoy en día, tantos que se llaman a sí mismos gurús. Sin duda, muchos son muy sinceros y tienen algo que ofrecer a sus seguidores en cuanto a inspiración y estímulo. Muchos incluso tienen poderes para ofrecer experiencias fenoménicas a sus seguidores. Y, sin embargo, Gurudeva a menudo nos decía: «Los poderes en el sadhana son muy fáciles de conseguir. Podría mostrarte que, mediante ciertos mantras, incluso mediante ciertos puntos de presión en el cuerpo, puedes obtener ciertas luces, sensaciones y visiones que satisfacen a muchos devotos».
Diferentes maestros pueden dar muchas cosas, pero solo el que tiene a Dios puede darte a Dios. «Ese es mi único deseo, mi único anhelo», dijo Gurudeva. «Si quisiera sólo seguidores, tan solo una gran organización, al mostrar los poderes que Dios me ha dado, podría atraer a miles y miles. Pero eso no es lo que quiero. En este mundo estoy buscando los corazones y las mentes de los hombres; estoy buscando almas en las que pueda plantar el amor a Dios. Esa es la única cosa que quiero darte. Quiero ofrecerte el amor y el anhelo por Dios porque Él es la respuesta a todo».
«¿Por qué fijarse en los pequeños obsequios y las pequeñas expresiones de Dios?», decía Gurudeva. «Yo quería a Dios mismo; no me satisfacía con nada menos. Y busco a aquellas almas en las que pueda estimular ese mismo anhelo y deseo: «Quiero a Dios mismo».
CON PLENA FE ACEPTA EL SADHANA DEL GURÚ
A través del gurú, puedes encontrar a Dios. Porque él ya encontró a Dios, él tiene a Dios; y porque él tiene a Dios, mis queridos, él es Dios[2]. La Divinidad expresada a través de esa forma de Paramahansa Yogananda en esta vida. Y a través de su gracia, poniéndote a sus pies, dándole esa fe en la que tienes el coraje y la determinación de asumir el sadhana que él te dio – sin dudas, sin indecisión, sino con plena resolución, determinación y amor divino – verás que a través de esa bendición que te ha dado, a través de ese canal que es él, estás mirando y fluyendo a través de él a Dios.
Un verdadero Gurú es una ventana nítida, un cristal transparente. Es Dios mirándote a través de ese cristal, sin ninguna obstrucción. Y cualquier expresión de tu amor que le des al Gurú, fluye a través de él, sin impedimento alguno, hacia Dios. Él no guarda nada para sí mismo. Cuántas veces nos dimos cuenta de la hermosa y bella humildad de Gurudeva. Cuando hablaba de Yogananda, no había nunca ningún Yogananda allí. Como él solía decir a algunos de nosotros: «Hace mucho tiempo que maté a Yogananda, a los pies de mi Gurú. Ahora sé que no hay nadie más que Dios en el templo de este cuerpo. Y lo que sea que sientas por mí, no es para mí; no podría mantener ni siquiera un poco de tu devoción o de tu fe. Se lo doy todo a Dios».
Aun así, expresar devoción al Gurú es necesario en nuestra vida. Esa lealtad al Gurú, esa concentración de tu conciencia, corazón, mente y alma en el Gurú es necesaria, porque eso es lo que reúne las expresiones dispersas de tu vida y la convierte en un canal de esfuerzo concentrado. Entonces el sadhana es efectivo.
Queridos ese amor a Dios y al Gurú es lo que nos ha traído a la India. Eso es de lo único que hemos hablado en estos días con todos ustedes en la India, y esa es la única petición divina que les dejaría, tan pronto cuando nuestras formas físicas se alejen de India: que amen a Dios, tengan tal deseo por Dios, para que con completa fe y determinación lleven a cabo este sadhana dado por Gurudeva. No dejen que sea solo una inspiración temporal, mientras las Mas (plural de Ma, madres) u otras personas vienen a hablarles[3], sintiendo una pequeña pizca de gozo y entusiasmo que luego se esfuma, si no que dejen que esa inspiración continúe. Hagan que su mayor tesoro sea cualquier pequeña chispa del amor de Dios que se encienda en sus vidas y no dejen que nada en el mundo se los arrebate; por el contrario, aliméntenlo a diario con un profundo esfuerzo en la meditación.
Estudien las enseñanzas de Gurudeva. No hay nada que esta chela (discípula) pueda decir que no haya sido dicho ya de una manera mucho más hermosa y perfecta por Gurudeva. En ocasiones los maestros, los seres divinos de este mundo, dan muy poco externamente. Sin embargo, Gurudeva nos ha dado tal volumen de sabiduría y amor a Dios en sus Lecciones y en sus libros. Y si cada día leen esos pensamientos, no solo los leen, sino que meditan sobre ellos, los hacen parte de su vida, parte de sus sentimientos, parte de cada átomo de su ser, dejan que les hablen esas palabras, y luego sobre todo, queridos, mediten como les ha enseñado, con la técnica Hong-So, practiquen la comunión con Dios a través de Om, y de Kriya Yoga, encontrarán que en este sadhana que él les ha dado, no echarán en falta ninguna necesidad espiritual en sus vidas. Ello les hará volar, como una estrella fugaz, hacia Dios.
LA ÚNICA ORACIÓN QUE DEBERÍA ESTAR EN CADA CORAZÓN.
Así que, queridos, como Gurudeva nos ha instado: «Obtén a Dios primero. Ten a Dios ahora. No esperes, porque la ilusión es muy fuerte. Antes de que te des cuenta, habrá llegado el momento de que abandones este mundo.Siempre que tengas un momento, siéntate y medita. No importa cuántas veces tus oraciones no hayan sido respondidas, no te preocupes; sigue orando». Si rezas a Dios con sinceridad, Él responderá. Sabe que el Ser Divino está ahí, escuchando cada palabra que pronuncias desde tu corazón. Cree en que tu oración es respondida y así será.
Y recuerda, como dijo Gurudeva, la única oración que debería estar en cada corazón es la oración por Dios mismo. Ora primero siempre para ello. Una vez sientas Su divina presencia, entonces estará bien si sientes que tienes que rezar por algo para el cuerpo o para aliviar algún problema; pero primero, ora por Dios mismo y no te sientas satisfecho hasta que no sientas la respuesta divina. Cuando el amor divino toque tu corazón, verás cuán dulce, cuán hermoso, cuán pleno y satisfactorio es. El gran devoto Ramprasad cantó: «¿Madre, ¿llegará ese día en que cuando diga Madre querida, de mis ojos broten lágrimas?». No estés satisfecho hasta que esa clase de divino anhelo se instale en tu corazón.
Tú creas ese anhelo por medio de una meditación cada vez más profunda, por un constante esfuerzo espiritual y cuando existe ese grito, esa ansia, esa sed por Dios: «¡Oh Madre, Madre, Madre Divina! ¡Responde al llanto de mi corazón! ¡Responde a la llamada de mi alma! ya no puedes permanecer oculta por más tiempo». Los santos han sentido ese tipo de amor y anhelo, y nos han enseñado a través de sus vidas y han testificado, que no hay nada más hermoso ni satisfactorio. No dejes que el mundo te engañe. No permitas que el mundo te embauque. No dejes que el mundo te impida conocer la realización de ese amor. Sigue el sadhana de Gurudeva. Mantén siempre ante ti su vida y ejemplo divinos. Sigue su amor, sigue su sadhana -la sabiduría, las enseñanzas, la guía que te ha dado; y luego llena tu corazón, extrae de él su anhelo divino. Extráelo. Quédate con él y hazlo tuyo.
LA ETERNA REVERENCIA DE GURUDEVA POR LA LUZ ESPIRITUAL DE LA INDIA
Cuando Gurudeva salió de su país natal para cumplir con su misión en Occidente, su corazón y su alma nunca abandonaron a su India. Una vez, alguien en la India escribió a Gurudeva: «Seguramente Vd. ha olvidado su India. Debido a que está tan lejos de ella, debe haber olvidado su tierra natal». Pero Gurudeva respondió: «Eso nunca puede suceder. Es precisamente porque amo a la India que estoy trabajando día y noche en esta tierra para difundir por todo el mundo su mensaje de amor a Dios. No hay ni un momento del día en el que ella no esté en mi corazón y en mi mente».
Gurudeva solo regresó a la India en 1935, por un año. Después de ello, siempre estuvo planeando regresar de nuevo, pero estaba tan ocupado, su obra crecía tanto, que la Madre Divina no le dejó hacerlo. Él ya lo había predicho: «He llevado el mensaje de la India a este lado del mundo, y la India me conocerá». Sri Yukteswarji también había dicho: «Mi mensaje no se propagará en la India desde la India; se extenderá desde el exterior hacia la India». Tanto Guruji como Sri Yukteswarji dijeron eso; y eso fue también lo que Babaji expresó a Sri Yukteswarji sobre Paramahansa Yogananda: «Te envío a este chela para que lo entrenes (instruyas) y lleve el mensaje [del yoga] a todo el mundo, porque Dios quiere que su mundo esté unido ahora. Las divisiones ya no deben existir». Así que de Oriente y Occidente debe venir esta unidad; pero fue aquí en la India en donde esta enseñanza, esta luz, se encendió primero y se extendió a todo el mundo. Y es por eso que honramos esta tierra sagrada.
[Mrinalini Mata leyó entonces el poema de Parmahansa Yogananda «Mi tierra», reproducido en la página 20 de esta revista.]
Reverencia esta tierra por su herencia espiritual, porque es la luz espiritual de este mundo. Y en tu vida, deja que esa luz espiritual sea conducida por la guía y el amor de Dios y la sabiduría del Gurú, pues él los ha colocado ahora en tu corazón y a tu cuidado.
Recuerdo cómo Gurudeva nos hablaba. Él decía: «Solo quiero reunirlos a todos en este jardín de Dios que es este mundo. Cada uno de vosotros una flor. Quiero que vuestra vida se abra en una flor perfecta, y anhelo reuniros a todos en un fragante ramo para ponerlo a los pies de Dios».
Queridas almas, en este divino intercambio de amor, de unidad en Dios y el Gurú, hemos venido, hemos estado con ustedes, y estas formas físicas tiene que partir; pero nunca habrá una separación de nuestras almas, de esta divina comunión y unidad que conocemos en Ellos. Dios les bendiga a todos. Dios los ama a todos.
[1] «No sientas miedo ni te turbes al ver Mi Aspecto Terrible. Disipa todo temor y, lleno de gozo el corazón, ¡contempla de nuevo mi forma habitual!» – Bhagavad Guita XI:49.
[2] En las escrituras de la India se dice: «El conocedor de Brahma se convierte en Brahma». En relación a esto, Paramahansa Yogananda declaró: «Quien verdaderamente conoce a Dios, se convierte en Dios mismo».
[3] Mrinalini Mata se refiere a sí misma y a Uma Mata en esta ocasión, pero también a la gran influencia que Sri Daya Mata ejerció a través de sus numerosas visitas a la India.
Sorry, the comment form is closed at this time.