El amor de Yogananda por un arbusto

El Gurú es el representante de Dios. Él siente por sus discípulos. Y les conduce, a través del Kriya, al estado supremo de conciencia. El Gurú siente, por el discípulo. Recuerdo… creo que fue la primera vez que fui fuera al retiro del desierto, con un grupo de monjes… Salimos allí fuera, y estábamos trabajando en el sitio del Maestro, limpiando el desierto, por así decirlo, propiamente alrededor de la casa del Maestro, quitando las piedras, limpiándola de ramas secas, etc. y mientras estaba trabajando vi, cerca del sendero por el que el Maestro solía caminar, un pequeño y feo arbusto del desierto, y yo pensé para mí, ese arbusto debe de desaparecer…Y recuerdo desde luego, que el Maestro no permitía nunca, cortar un árbol , o un arbusto, así que vi, con mucho cuidado, si el Maestro andaba por allí… sabía que estaba fuera, y sabía que estaba detrás de la casa con otro grupo de monjes, y yo pensé, después de todo, esto lo estoy haciendo por él, para que no tenga que ver este horrible arbusto cuando camine por aquí, así que tomé mi pala y comencé a cortar aquel arbusto, de raíz, y… mientras estaba cortando, vigorosamente… oí la voz del Maestro diciendo: “¿Está vivo, o está muerto?”, me quedé completamente paralizado… me di cuenta, en ese momento, saben, de que siendo omnisciente, había captado mis pensamientos, como siempre hacía; él sabía siempre lo que yo estaba pensando, y de hecho vino corriendo… y volvió a preguntar: “¿Está vivo o está muerto?”. Yo dije: “Señor, está casi muerto…”. Realmente lo estaba, saben, aquella pobre cosa, uno o dos golpes más con la pala, lo hubieran cortado del todo, porque estaba totalmente inclinado… y el Maestro protectoramente, extendiendo sus brazos, dijo:”Le has hecho daño, le has hecho daño, y sabías que no tenías que haberlo hecho”. Me sentí fatal. Me sentí, como si hubiera estado apaleando a un niñito. Luego él dijo: “Vivirá, vivirá ahora, solamente, no le hagas más daño”. Y siempre después de aquello, saben, siempre que voy al desierto, hago un peregrinaje, a ese… arbusto del desierto. Está todavía vivo, es un milagro que todavía se conserve vivo, por la compasión del Maestro. Ahora bien, no piensan ustedes, que si él tenía tal preocupación por aquel arbusto del desierto, tan horrible de ver, ¿no siente él, por nosotros, sus devotos…? El Gurú siente por sus discípulos, y les conduce a través de Kriya, al supremo estado de conciencia. Incluso la devoción, la devoción sola, no es suficiente, no es lo suficientemente pura, sin la Kriya, la mente se vuelve inquieta, en esta etapa, y no puede concentrarse en lo divino. La Kriya trae, una verdadera devoción, pero, tenemos que practicar. El Maestro dice: “Sólo tomar Kriya Yoga, no os hará ningún bien Tenéis que practicar. Tendréis que practicar, y entonces, veréis lo que Kriya hace por vosotros”.

Hermano Anandamoy en su charla Kriya Yoga: Portal hacia el Infinito

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