DESTIERRA EL MIEDO PARA SIEMPRE – DR. LEWIS

Destierra el miedo para siempre

Dr. M.W. Lewis Hollywood, 1-10-60

 Entiendo que este es el momento de las resoluciones de Año Nuevo, pero he roto tantas que dejé de hacerlas. Y creo que hemos empezado “mal” con esta lluvia, pero, sin embargo, es maravilloso ver a tantos que quieren a Dios y salen bajo la lluvia. El Maestro solía decir: «Sabes, cuando llueve en Los Ángeles, nadie va a la iglesia». Pero es maravilloso ver que eso está cambiando, y que mucho de ello se debe a su gran trabajo con muchos de nosotros y con el mundo en general.

Uno de los miembros más jóvenes de la congregación me dio este pequeño verso que me gustaría leeros sobre las resoluciones de Año Nuevo. Dice así:

«Limpiaré las esquinas de mi corazón y barreré todos los escombros; porque, esta vez, deseo que el año sea brillante y feliz».

Así que podemos pensar en una nueva perspectiva. Es muy lindo. Desarraigar el miedo al clima, seguramente es una de las resoluciones que deberíamos tomar. Quizás, la más grande es acabar con el miedo, que interfiere tanto, no solo con nuestro cuerpo físico, sino con nuestra naturaleza mental y espiritual. «Desterrar el miedo para siempre».

Primero, debemos saber: ¿Qué es el miedo? Bueno, la definición es: «un estado emocional de conciencia que varía desde una simple inquietud, o falta de tranquilidad, debido a preocupaciones, reales o imaginarias». Esa es la forma simple. Luego va más allá. «Puede convertirse en un estado emocional profundo caracterizado por la parálisis, e incluso la muerte…». Afecta no solo a lo físico, sino también a lo mental. Así como también a nuestra parte espiritual. Y, lo peor de todo es, que nos quita la Alegría de Dios dentro de nosotros. Por lo que debemos saber cómo deshacernos de él.

Nuestro Maestro nos ha dicho: «Una tolerancia mental con el miedo creará un hábito de miedo subconsciente. De modo que, cuando ocurre algo realmente perturbador en la rutina normal, el hábito del miedo subconsciente que hemos cultivado se impondrá, magnificando el objeto de nuestros miedos y paralizando la voluntad de luchar contra ese miedo». A veces no podemos enfrentarnos a él, de tan fuerte que es.

Ahora bien, el miedo es algo muy insidioso. Debido a esta afirmación de nuestro Maestro, «que se esconde en la mente subconsciente», y que se alimenta de nuestra mente consciente no podemos operar como deberíamos, como hijos de Dios.

Así que, este miedo tiene un efecto tremendo en nosotros. Debemos darnos cuenta de eso. Debemos entender que se puede superar. Y la mejor manera, como señalaremos en breve, es dándonos cuenta de que no estamos separados de Dios. Este es el punto principal a recordar. Si no estamos separados de Dios, no hay miedo. El miedo no está en la conciencia de Dios. El miedo está en esta dualidad de conciencia (la que se siente separada de Dios); la conciencia mundana.

Ahora, me viene a la mente una pequeña historia. Había un maestro de escuela dominical, y tenía un niño pequeño allí, así que después de descubrir que el niño estaba haciendo algo que no debía, le dijo: «¿Sabes lo que les pasa a los niños pequeños que fuman?» «Claro», contestó el niño. El maestro dijo: «¿Qué? ¿A dónde van?» El niño contestó: «Al callejón».

Así que el niño sabía todo sobre el infierno. Pero ese maestro estaba tratando de inculcarle al niño ¿qué?… miedo, miedo, eso es todo. Pero evidentemente el niño había superado el miedo hasta cierto punto.

Ahora bien, hay varios tipos de miedos, y todos tienen una influencia importante en nuestra vida y en nuestras relaciones, y especialmente en nuestra relación con Dios.

Miedo físico; el miedo físico es, sobre todo, miedo al dolor. Y el que podamos quedarnos incapacitados para llevar a cabo nuestro trabajo, hacer las cosas que deberíamos hacer. El dolor debe erradicarse; no solo temporalmente, sino de forma permanente.

Ahora bien, ¿cuáles son los aspectos mentales o los tipos de dolor? Bueno, son las diferentes facultades: podemos sentir que no vamos a tener éxito. Es decir, podemos tener un deseo insatisfecho. Creemos que no vamos a tener éxito. No continuar con nuestro negocio; no cuidar de nuestra familia, y muchas cosas. Tememos, mentalmente, las pérdidas que puedan sobrevenirnos. Y quizás lo peor es que, a través de estos miedos ocultos, tenemos un complejo de inferioridad, que es impropio de un hijo de Dios.

Pero el peor miedo, es el miedo espiritual; Miedo espiritual, en el que tememos a la muerte. Porque no entendemos la muerte, eso es todo. Si realizamos las técnicas de Self-Realization Fellowship, dadas por nuestro Maestro, fielmente, con fe en el Padre Infinito, la muerte no nos tocará, porque sabremos lo qué es la muerte. Entenderemos el sueño consciente, que es la muerte. Y estos miedos pueden erradicarse.

Y quizás, el peor miedo espiritual es el miedo a ser arrojados al olvido. Aquellos que no conocen la presencia del Alma en su interior, que nunca se toman el tiempo para conocerla, no siguen la obra del Maestro, naturalmente, cuando se acerca la muerte, no saben hacia dónde van. No saben lo que se avecina. Naturalmente, piensan que van a caer en el olvido (la desaparición). Eso es natural. Pero siguiendo al Maestro, sus diferentes técnicas, pueden conocer incluso la muerte. Conociendo la muerte, conociendo cualquier cosa, no le temes. Temes una cosa porque no la entiendes. Pero cuando sigues las técnicas de Self-Realization Fellowship, dejadas por nuestro amado Gurú, sabes lo que es la muerte, porque puedes estar consciente a través de ese estado o el estado sin aliento. No morirás por hacer las técnicas. Vivirás y no temerás a la muerte.

No puede haber miedo en la Unidad de la Presencia de Dios. Te conoces a ti mismo. Tú que meditas, y hay muchos en esta sala que meditan regularmente, en la Unidad de la Presencia de Dios, ¿hay alguna dualidad? ¿Hay algún miedo? No puede existir. El miedo está en la conciencia exterior donde hay dualidad. Así que esa es la causa del miedo, en que no vivimos donde pertenecemos, en contacto consciente con el Padre Infinito.

Un gran santo del siglo XIV dijo: «Cuando sientes y conoces el amor de Dios, hay vida sin fin. Sin ese amor del Padre Infinito, hay muerte sin fin». Así que ahí está la respuesta al miedo. Una de las cosas más grandes es que debemos conocer la Presencia de Dios en nuestro interior. Sabiendo eso, podemos vivir incluso en este mundo de dualidad, sintiéndonos uno con Él, mientras realizamos nuestras actividades.

Ese es el regalo más grande que el Maestro nos ha traído, la habilidad, siguiendo la ciencia del yoga, de conocer la Presencia de Dios; sé uno con Él; nunca te sientas apartado de Él. Eso es lo mejor. Y esa es la mejor medicina, por así decirlo, para el miedo. Abolirlo, no solo temporalmente, sino de forma permanente; no solo en los buenos tiempos, sino eternamente. Esa es la mejor medicina para desarraigar el miedo para siempre. Patanjali dice: «Destruye la causa del dolor. Sácalo de raíz». Hay una única forma de arrancarlo, y es saber y darse cuenta de que solo existe una Conciencia, que es el Padre Eterno.

Sabes que pasa cuando llega el miedo, ¿qué le pasa a tu mente? Bueno, que la paz se va. Perdemos esa paz. Y al perder esa paz, no podemos sentir la Bienaventuranza y la Paz del Alma, que es la Presencia de Dios dentro de nosotros. Eso es lo que pasa cuando el miedo nos invade. Y lo peor de todo es que la mente está trastornada y eso nos roba las cualidades del alma. Perdemos nuestra eficiencia en el momento en que el miedo nos llega. No podemos pensar con claridad; no podemos actuar en nuestro negocio como deberíamos; y lo peor es que perdemos contacto con el Alma o la Presencia de Dios en nuestro interior. El miedo tiene un efecto tremendo en nuestra mente y conciencia.

Además, el miedo arroja un velo alrededor de nuestra intuición. Sabes, no podemos conocer a Dios a través de los sentidos, la mente y el intelecto, o mediante la razón. Conocemos a Dios a través de la intuición del alma. ¿Qué hace el miedo? Arroja un velo alrededor, y ni siquiera podemos concebir a Dios, en ese momento, cuando estamos en medio del miedo. Solo podemos concebir una cosa. Y esa es la emoción del miedo en sí. Entonces, debemos superar, de alguna manera, y erradicar para siempre esta emoción de miedo. Como he dicho, la mejor manera es conocer la Presencia de Dios en nuestro interior. Conocerlo. Haz el esfuerzo, y el miedo no te molestará, porque Dios es Amor, y nosotros somos Amor, y somos uno con Él.

Entonces, para desarraigar el miedo de forma permanente, debemos comprender y desterrar la causa. Ahora bien, la causa del miedo, como he dicho, está en la conciencia externalizada, vivir demasiado en la conciencia externa. Ahí es donde opera el miedo, en la dualidad de la conciencia, no en la Presencia Interna de Dios en nuestro interior. Así que eso es lo que debemos erradicar, la causa del miedo, y debemos eliminarlo permanentemente. En otras palabras, debemos, siguiendo las técnicas de Self-Realization Fellowship, ser capaces a voluntad, no ocasionalmente, sino a voluntad, de sentir la Presencia de Dios, de elevarnos por encima de la dualidad, de saber que esto es el Sueño Cósmico. Debemos, a voluntad, poder dar un paso desde esta conciencia dual, o mente, como quieras llamarla; debemos ser capaces de entrar en la Unidad de la Presencia de Dios directamente dentro de nosotros. ¡Podemos hacerlo! Podemos hacerlo mediante la práctica del yoga, tal como se nos ha dado a través de las enseñanzas de Self-Realization Fellowship. Podemos, a voluntad, pensar en ello, detener esta mente activa. Como dice el Maestro: «Partieron para siempre las ágiles y cintilantes sombras de la memoria mortal[1]«. ¡Se fueron para siempre! Puedes hacerlo, si practicas yoga. Puedes, a voluntad, dejar el mundo atrás; dejar la mente atrás; dejar el miedo atrás; y en la Presencia de Dios, estar de pie.

Unidos, como dice el Maestro: » la eternidad y yo, un solo rayo unido somos. Yo una pequeña burbuja de risa, me he convertido en el mismo Mar de la dicha»[2]. El Maestro solía dar la ilustración de la ola y el océano con bastante frecuencia. Ves las olas, su movimiento, su problema, su dualidad. Vemos debajo de eso, en nuestra imaginación; el gran océano – tranquilo, quieto. El problema, el miedo, está en la ola. No hay miedo en el océano. El Maestro solía decir: «La ola debe regresar al océano».

Recuerdo que cuando solía ver al Maestro, y algunos de ustedes que lo conocían, lo corroborarán por mí, cuando entraba en su presencia y me sentaba con él, no había miedo. El miedo se había ido. ¿Por qué? Era por el Maestro, la Voz del Infinito. Nada menos que la Omnipresencia de Dios que vino aquí para ayudarte, y para ayudarme, a regresa a casa. Y en su presencia, todos mis problemas se desvanecían. Tenía una lista larga de ellos, algunas veces más que otras, dependiendo de cómo me iban las cosas. Pero, en su presencia, desaparecían. Dios no es parcial. Todos somos sus hijos. ¿Puedes imaginarlo siendo parcial favoreciendo a uno en contra de otro? De modo que encontré Su Presencia en el Maestro de esa manera. El miedo no puede existir en la conciencia de Dios.

Tengo otra referencia, que escribió el Maestro, y que me encanta leer, porque la expresa de manera tan clara y hermosa. Está tomada de “La ciencia de la religión”[3]. «La Biblia dice: ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?» Ese debería ser nuestro tema – saber eso. «Todos nosotros como individuos somos esos seres espirituales reflejos del Espíritu Bendito universal – Dios. Así como aparecen muchas imágenes de un sol, cuando se reflejan en un número de vasos llenos de agua, la humanidad aparentemente está dividida en muchas almas, ocupando estos vehículos corporales y mentales, y por lo tanto separada externamente del Espíritu Universal Único. En realidad, Dios y el hombre son uno, y la separación es sólo aparente «.

Pero, ¡qué engaño! Todos ustedes parecen estar allí y yo parezco estar aquí; pero cerramos los ojos, meditamos y elevamos nuestra conciencia al Ojo Espiritual y vemos la Luz de Cristo, solo hay una. Ahí es donde pertenecemos. Si podemos hacer eso, a voluntad, eso es todo; el miedo no puede existir. No volverá nunca más. El Maestro y yo, estábamos hablando de estas cosas, y dije: «Bueno, ¿no es maravilloso? Salimos de este engaño, y luego, cuando el ciclo vuelve, volvemos a estar en este lío». Él dijo: «No. Una vez fuera, siempre fuera». Piensen en ello. Una vez fuera de este engaño, siempre fuera – eternamente. Por eso cantamos el canto, «De este dormir ¡Oh Señor!, Tú me despertarás; de este sueño Señor Tú me despertarás; para vivir para siempre en Ti «. Si tenemos una fantasía aquí, no estaremos satisfechos después de un tiempo. Pero con Dios, hay plenitud total, infinita. Tal es Su Presencia con nosotros, y tal es nuestro derecho de nacimiento que debemos alcanzar.

Y así, la separación de Dios es solo aparente. Esto no es real. Ahora bien, debes probar eso. Y puedes probarlo siguiendo las enseñanzas de Self-Realization Fellowship. Por eso el Maestro es ese gran Maestro. No nos trajo ideas; nos trajo las técnicas mediante las cuales podemos reemplazar las ideas por realización. Y a través de la Realización, saber que no hay separación entre nosotros y que nuestro Padre siempre está con nosotros. Tenemos que hacerlo nuestro. Tenemos que convertirlo en real para nuestra conciencia.

En conclusión, para vivir permanentemente sin miedo, el punto más importante es desterrar la idea de que estamos separados de Dios; eliminar esa separación. Te detienes y piensas. Solo con una idea. Y si pudieras sentir que no hay separación entre tú y tu Padre, ¿temerías algo? ¿temerías algo? No. Tenemos que hacerlo realidad, eso es todo. Tenemos que hacer de eso una realidad. Tenemos que darnos cuenta de estas cosas. No sólo en la idea. Eso nos ayuda, pero hasta que sientas y conozcas tu unidad con Dios, no nos sirve.

Eso es lo que debemos hacer. Debemos fundirnos con la Presencia de Dios. Fúndete con Su Presencia, para que seamos, y sepamos que somos uno con Él. Odio decir que somos Él, pero eso es cierto. Solo hay una conciencia, y esa es la conciencia de Dios. Solo hay un amor, y ese es el amor de Dios. Y, sin embargo, cuando lo vemos en otros, en nuestras familias y en aquellos seres cercanos y queridos por nosotros, parece que es distinto. Solo hay un amor; porque Dios es Amor. Y solo hay una conciencia, y esa Conciencia es Dios.

Se divide en muchos. Ese es el engaño en el que nos encontramos. Pero, por la Gracia de Dios, y el hecho de que nos ha enviado a nuestro Maestro, podemos saber que no hay separación entre nosotros. Podemos, mediante la realización de estas técnicas y meditaciones, tal como el Maestro nos las ha dejado. Está abierto a todos. Pero recordemos las palabras de la Biblia: “[Porque] muchos son los llamados, pero pocos los escogidos”.[4] “Nadie viene a mí si no lo atraigo”[5], dice el Padre. Deberíamos sentirnos afortunados de que aquí nos ha traído Dios; fuimos atraídos; vinimos aquí, porque Dios lo quiso; y debemos conocerlo y ser uno con Él. Así que, Dios es Amor. Dios es amor. Eso es lo más grande.

Ahora, terminaré con una referencia más de nuestra propia Biblia: «Dios es Amor, y el que vive en el amor, permanece en Dios, y Dios en él»[6]. No hay miedo en el amor, esa es la respuesta que has estado buscando. No hay miedo en el amor. Dirige tu atención hacia adentro y siente la Presencia de Dios. No hay miedo ahí, pues “el amor perfecto echa fuera todo miedo»[7]

El Maestro lo dice de esta manera: «Haz tus meditaciones, practica Kriya y ama a Dios». Porque conocía la verdad. Sólo Dios es, y Dios es Amor. Dios es Amor. Y, si nos fundimos con Su Presencia dentro de nosotros, no habrá dolor que pueda tocarnos. Cuando puedas, a voluntad, elevarte por encima de esta conciencia externa y sentir tu unidad con Dios, el dolor no puede seguirte. Cuando te fundes con Su Presencia, puedes decir, como dijo el Maestro: «Me mantengo firme en medio del choque de los mundos que se derrumban». Piénsalo. El Señor Shankara dijo lo mismo de una manera un poco diferente, exactamente lo mismo: «Yo soy Él, Yo soy Él, Espíritu Bendito, Yo soy Él».

[1] Autobiografía de un yogui, capítulo 14, poema «Samadhi»

[2] Ibid.

[3] Capítulo II, “La universalidad, necesidad y unidad de la religión. Dolor, placeres y dicha: sus diferencias. Dios como bienaventuranza”.

[4] Mateo 22:14

[5] San Juan 6:44 «Nadie puede venir a mí si el Padre que me envió no lo atrae; y yo lo resucitaré en el último día».

[6] 1ª Juan 4:16 “Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene. Y hemos creído en Él. Dios es amor y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él”

[7] 1ª Juan 4:18 “No hay temor en el amor; pues el amor perfecto echa fuera el temor, porque el temor mira el castigo. El que teme, no ha llegado a la plenitud en el amor».

 

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