DESARROLLANDO RESILIENCIA ESPIRITUAL – POR EL HERMANO JAYANANDA (2ª Parte)

DESARROLLANDO RESILIENCIA ESPIRITUAL – POR EL HERMANO JAYANANDA (2ª Parte)

EXPRESANDO LA RESILIENCIA CUANDO LAS COSAS NO SALEN A TU MANERA (cont.)

Si quieres saber cómo nuestro Gurú (y también su Gurú) enseñaron a los discípulos a afrontar las situaciones irritantes, te lo puedo decir en una palabra: “Cámbiate”. Cambia tu conciencia, tu actitud, en lugar de quejarte de que la gente o las circunstancias no cambien para ti. Te voy a contar una experiencia que me dio la oportunidad de poner esto en práctica.

Fui a India en 1987 con el Hermano Bhaktananda. Como muchos de ustedes saben, el Hermano Bhaktananda era un magnifico ejemplo de la “técnica espiritual” llamada Práctica de la Presencia de Dios. Y mi trabajo consistía en acompañarlo y cuidar de él, asegurándome que su equipaje iba del punto A al punto B, y cosas así. El trabajo logístico necesario en un viaje a la India. Pasamos dos meses juntos, y al final del viaje, pudimos ir a visitar el ashram de SRF de Dwarahat en las estribaciones del Himalaya, cerca de la cueva de Babaji.  Allí pasamos unos pocos días maravillosos, descansando y relajándonos en este hermoso ashram. Uma Mata y un número de otras personas estaban allí también, y todos íbamos a volver a Nueva Delhi, tomando una ruta pintoresca, de modo que pudiéramos visitar Rishikesh y Haridwar y alguno de los otros sagrados lugares en el Himalaya antes de llegar a la planicie.

Iba a ser un viaje de dos días. El ashram no tenía suficientes coches para todos en nuestro grupo, así que alquilaron un taxi y su conductor para que nos llevara, al Hermano Bhaktananda y a mí como parte de esta caravana. Cuando llegó el taxi, supe inmediatamente… ¡vaya hombre! Salía humo de la parte de atrás del coche y por la postura del conductor resultaba obvio que no había amortiguadores en ese coche. En cuanto el conductor paró el coche salió disparado y lo vi debajo del capó poniéndole líquido al coche. Pensé dos cosas: 1) Este coche no va a llegar a Delhi y 2) Esto va a ser una verdadera prueba.

UN PASEO LLENO DE BACHES POR EL HiMALAYA

El coche había sido diseñado sin mucho espacio en el asiento de atrás, así que cuando subí, me tuve que aplastar un poco, con mi cabeza dando prácticamente en el techo. La caravana partió y pude comprobar inmediatamente lo que había pensado sobre los amortiguadores del coche. Cada vez que pasábamos un bache, lo que era algo muy frecuente en esas carreteras del Himalaya, mi cabeza subía y chocaba contra el techo del coche. Según íbamos serpenteando por el camino, yo iba pensando: no puedo soportar esto. Van a ser dos días. Me estarán tomando el pelo. En qué estarán pensando. Comencé a oler humo dentro del coche. El conductor no hablaba inglés, así que no había forma de comunicarse. Era una verdadera prueba de paciencia. En medio de todo esto, repentinamente pensé: ¿cómo lo está soportando el Hermano?

Los dos estábamos en el asiento de atrás. Miré hacia el Hermano Bhaktananda. Se había quitado sus sandalias y estaba sentado con las piernas cruzadas. Sus ojos estaban cerrados y parecía más que satisfecho, parecía contento y feliz, “todo estaba bien con el mundo”. Supe que él estaba internamente absorto, practicando la Presencia Divina. Y entonces pensé para mí mismo: “De acuerdo, puedes continuar con esta particular diversión en la que estás metido, no vas a ser capaz de resolver nada, vas a continuar golpeándote la cabeza, vas a molestarte cada vez más o bien, puedes tratar de hacer lo que él está haciendo.

Me he dado cuenta de que cuando estás así de frustrado, puedes realmente ponerte a practicar la Presencia, porque es obvio que no puedes hacer ninguna otra cosa para resolver lo que te incordia. Así que recordé uno de los métodos sobre los que había hablado el Hermano Bhaktananda, y comencé a repetir, casi con un sentido de desesperación: “Ayúdame Maestro. Te amo Maestro. Ayúdame Maestro. Te amo”. Una y otra vez, y otra vez. Y cada vez que mi mente se dispersaba, yo la traía de regreso (tenía constantes recordatorias, porque mi cabeza continuaba golpeando contra el techo). No sé cuando sucedió el cambio, pero en algún punto durante el primer par de horas, comencé a darme cuenta: “Esto es algo muy bonito, puedo sentirlo”. Y según seguíamos nuestro camino  yo continué con ello. Pasamos horas y horas, el Hermano Bhaktananda y yo, sin decir una sola palabra. Él me miraba. Yo sabía que él sabía lo que yo estaba haciendo y era como si estuviera diciendo: “¿Qué, hermoso?, ¿verdad? Según seguimos, continué practicando intensamente la Presencia, tratando de sentir la presencia del Gurú en mi interior.

A veces la caravana paraba para un descanso. Solía haber un puesto de te, y la gente me decía, ¿quieres te? Honestamente, yo estaba sintiéndome tan feliz que no me importaba tomarlo o no. Si había te, estupendo. Y si no la había, también estupendo. Según seguíamos viajando, ocasionalmente le decía algo al Hermano que a él le resultaba gracioso. Decía entonces: “Sí eso es divertido, hu humm” y luego volvía a interiorizarse. Esto continuó durante dos días y cuando llegamos a nuestro destino en Nueva Delhi y se acabó el viaje, pensé para mí mismo: “Si alguien viniera a decirme: ‘Espera, cambio de planes, os vamos a enviar, a ti y al Hermano, en este coche por toda India’, sería la persona más feliz del mundo.

Funciona, esta conversación interna con Dios con el Gurú. De hecho funciona, cuando hablamos sobre cómo desarrollar resiliencia, o cualquiera de las cualidades espirituales, implícitas en el desarrollo de una relación con la Divinidad -ya sea como Madre Divina, Padre Celestial, el Gurú. Desarrollar esa relación y practicar la Presencia Divina, nos ayuda enormemente a cambiar. Suaviza nuestro camino en la vida de modo que las cosas no nos molesten y permanezcamos fieles a lo que son nuestras metas.

EL YOGA APORTA LA ESTABILIDAD QUE DESEAMOS

 Hay otra cosa que nos ayuda en este sentido, y es la práctica del yoga. El yoga trae resiliencia – trae estabilidad. Trae un deseo de seguir adelante, de tal modo que no importa lo que nos suceda en la vida continuemos con nuestras metas.

El Bhagavad Guita habla de esto en términos de una cualidad espiritual llamada dhriti. En su comentario, nuestro Gurú dice: La paciencia, o fortaleza (dhriti), capacita al devoto a soportar los infortunios y los insultos con equilibrio. Los acontecimientos externos no pueden sacudirlo, ni ocasionales confusiones internas sirven para que cambie su sendero elegido y su meta: la Auto-realización”.

Ahora bien, el Maestro explica que cuando aplicamos esta cualidad a la práctica de la meditación yoga, produce un profundo nivel de resiliencia – resiliencia que procede del alma. Por la meditación, nos dice, y en particular la técnica que conocemos como Kriya Yoga – aprendemos primero a controlar la fuerza vital y así desconectar los sentidos y la mente de nuestro ambiente externo. Gradualmente nos hacemos capaces de permanecer constantemente concentrados en nuestro verdadero Ser, la imperturbable e indomable alma. “Ese estado disciplinado, interiorizado y firmemente establecido”, explica el Maestro, “es llamado sattvic-dhriti”.

“Un yogui que posee una conciencia sattvic-dhriti mantiene su mente establecida en la bienaventurada percepción del alma y Dios”, concluye el Maestro. “Puede entonces pasar por la vida ocupado en sus deberes, contemplando el bien y el mal, sin ser de ninguna forma afectado o enredado por ellos”.

Esto describe la misma esencia de aquello por lo que estamos luchando conseguir al cultivar resiliencia espiritual. No es sólo que estemos tratando de cambiar psicológicamente, cultivando ciertas cualidades y tratando de eliminar pequeños defectos. Desde luego que necesitamos seguir haciendo eso, así como seguir estudiando las enseñanzas del Maestro. Pero sobretodo, haciendo nuestra Kriya, nuestra práctica de meditación – es el camino en el que alcanzamos verdaderamente esta conciencia sattvic-dhriti, esta firmeza y constancia, esta divina fortaleza y habilidad para seguir adelante, mantener nuestro equilibrio, sin importar lo que venga a nuestro sendero.

Déjenme que termine con estas palabras de nuestro Gurú de una carta que escribió a un devoto: “Cuando estés meditando y practicando tu Kriya regularmente, con el amor de la Madre Divina en tu corazón, recuerda que yo estoy ahí contigo en Espíritu. Te ayudaré conectar lo Divino en el exterior con lo Divino en tu interior. Tu gozo aumentará y el amor que sientes crecerá – tanto que otros lo notarán. Así podrás ayudarlos y así satisfacer mi mayor deseo: que nosotros en SRF y YSS seamos capaces de despertar el amor de Dios en todos verdaderos y sedientos corazones”.

Tomado de la Revista Anual de SRF 2021

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