
01 Dic CÓMO SER FELIZ A VOLUNTAD – HERMANO PRANAVANANDA
CÓMO SER FELIZ A VOLUNTAD – HERMANO PRANAVANANDA
Todo lo que hacemos es para ser felices o bien para reducir el sufrimiento. TODO.
La felicidad viene y va, y a veces nos acostumbramos tanto que dejamos de sentir la felicidad por lo que tenemos. Parece que la felicidad nos elude.
Una forma de hacernos infelices es preguntarnos ¿Qué tengo que hacer para ser feliz? ¿Qué pasa conmigo? ¿Por qué no soy feliz? Si simplemente haces lo que es correcto, la felicidad viene por sí sola.
Hay un “problema fundamental” con la felicidad. Un “problema fundamental”, en física, es aquel en el que no se puede hacer nada para cambiarlo, pero sí hay cosas que ayudan. Por ejemplo, la gravedad siempre hará que, si arrojamos algo hacia arriba, nos venga de vuelta. Esto es inevitable. Pero podemos volver a arrojarlo una y otra vez cada vez que caiga.
Un problema fundamental es la dualidad, que crea separación y contraste, cambio constante. Y no podemos cambiar esto. En este mundo lo único constante es el cambio, e incluso el cambio cambia, porque nunca el patrón del cambio es igual. En el mundo tenemos los opuestos de placer-dolor, oscuridad-luz (pero cuando se hace de noche, podemos encender una luz, podemos hacer algo para contrarrestar este “problema fundamental” …).
Por tanto, tenemos que esforzarnos para ser felices.
Construimos un castillo de felicidad en las arenas cambiantes del tiempo, y no durará. No sufriremos si nos lo tomamos como un juego. Si se va, hacemos otro.
Jesús dijo: “Si uno escucha estas palabras mías y las pone en práctica, dirán de él: aquí tienen al hombre sabio y prudente, que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y se arrojaron contra aquella casa, pero la casa no se derrumbó, porque tenía los cimientos sobre roca. Pero dirán del que oye estas palabras mías, y no las pone en práctica: aquí tienen a un tonto que construyó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y se arrojaron contra esa casa: la casa se derrumbó y todo fue un gran desastre”. (Mateo,7)
Si nuestra felicidad se basa en circunstancias, se caerá, porque éstas cambian. Pero si la basamos en algo que no cambia, no se caerá.
El Maestro dijo: “Aprende a ser secretamente feliz dentro de tu propio corazón”. A pesar de todas las circunstancias.
Este es nuestro derecho de nacimiento, no tenemos que construirlo o adquirirlo.
Una vez observé a un niño que iba con su madre. Y el niño estaba muy feliz, despreocupado de todo. Después el niño quiso que su madre le comprara un caramelo, y comenzó a sufrir porque no tenía el caramelo. Su madre se lo compró, y entonces el niño volvió a sentirse feliz. Pero esta felicidad no era igual a la anterior, porque estaba limitada al caramelo. Antes era perfectamente feliz, ahora era relativamente feliz.
“Deja que la felicidad sea”
El Maestro dice que la felicidad depende sobre todo de la actitud mental. En el libro “La ley del éxito” el Maestro hace una lista de las cosas que aparentemente dan felicidad, y en su mayoría no son necesarias para ser feliz.
Por ejemplo, la prosperidad: depende de lo que entiendas por esto. Puede ser “no tengo mucho, pero doy lo que tengo a los demás de todo corazón”. Eso es prosperidad. ¿Qué necesitas realmente? Pregúntatelo.
Tu trabajo tiene que ser uno que merezca la pena, de acuerdo con tus habilidades y carácter, que sea apropiado para ti. Y que sea un servicio a otros. Cualquier trabajo se puede hacer con una gran alegría, sonriendo, etc.
Las tragedias pueden incrementar nuestra felicidad, porque ante ellas lo primero es “decide ser feliz”. El Maestro dice “no esperes que cambien las circunstancias, ten una fuerte determinación de ser feliz. Si eres feliz, esto es una bendición para ti y para los demás. Si eliges ser feliz, nadie puede hacerte infeliz, y si eliges ser infeliz nadie puede hacerte feliz…”.
Si no eres feliz, vigila tus pensamientos.
El Maestro no toleraba en los discípulos cercanos los estados de ánimo negativos. Los demás querrán sonreír y estar contigo si eres feliz. No seas una mofeta humana, sé una flor de azahar.
Tenemos que luchar para ser felices, porque el mundo no nos lo va a poner fácil. Hay que ganar la batalla allí donde estés ahora. Y siempre será una lucha. No tener expectativas, ser realista. Esto en realidad es ser optimista: cuando la vida se acepta como difícil, entonces es fácil. Si esperamos que sea fácil, entonces es difícil.
El Maestro le dijo a Daya Mata: Tienes que ser fuerte. Desarrolla fuerza espiritual. Lucha por ello.
Algunos piensan que las personas que están siempre contentas, no son realistas, pero en verdad son más realistas, porque saben que sus pensamientos controlan sus estados de ánimo. Y cuando les pasa algo malo, siguen luchando por estar bien.
No digas: ¿Por qué esto siempre me pasa a mi?
Para vivir una vida feliz debemos ser útiles a otros. Levantarnos por la mañana y decir “el deber de mi vida es hacer a otros felices”, “¿Cómo puedo hacer a alguien feliz hoy?”
Yogananda y su madre: Cuando de niño le daba algo ella le decía que lo compartiera, y al principio él no quería, pero cuando lo hizo encontró más gozo compartiendo que quedándoselo todo para él.
Debemos “dejar la pena a un lado, con sonrisas y amabilidad”.
Si alguien está sufriendo, aún hay amor y amabilidad. Esto es bonito. Una vez una mujer estaba sufriendo mucho por haber perdido a un nieto en la flor de la vida, y ella le preguntó al Maestro ¿Por qué tiene que doler tanto? Y él le dijo “¿Preferirías no haberlo amado, para no tener que sufrir?” Ella dijo que no, y entonces él le contestó “Tu amor es mayor que tu dolor”.
Una vez un monje estuvo enfermo en el ashram y otro monje le traía la comida a su habitación con tanta amabilidad y dulzura que él pensó “merece la pena estar enfermo”. Años más tarde el monje que llevaba la comida falleció y el monje que estuvo enfermo pensaba relatar esta historia en el funeral, pero otro monje relató exactamente la misma historia, pensó exactamente lo mismo. Así que incluso en medio del sufrimiento, ten amabilidad, deja la pena a un lado.
Pero para superar el problema fundamental, necesitamos algo más: ésta era la misión específica de Guruji. Necesitamos el gozo del alma. Dios es gozo. Es un derecho de nacimiento, porque somos olas en el océano de Su Ser. Somos parte de Él, existimos eternamente. Estamos hechos de gozo. Si no somos felices, es porque nos identificamos con las circunstancias.
El Maestro dijo que “este gozo va más allá de los sueños de los reyes”. No hay nada que se pueda comparar en el mundo al gozo del alma.
“El reino de Dios está dentro de ti”, Ahora, aquí.
Hasta que leí la Autobiografía no supe lo que significaba realmente esto, y nadie me lo sabía decir. “Gozo supremo”. Viene de Dios, no de ninguna cosa material.
El Maestro dijo “si consigues este gozo y lo mantienes, te mantendrás inalterable en medio de los mundos que se derrumban”. El Kriya Yoga lo dio Babaji para esto, el momento había llegado. Y funciona, los discípulos de Lahiri Mahasaya encontraron este gozo, lo leemos en la Autobiografía, y los de Sri Yukteswar, y los de Yogananda.
En una ocasión fui invitado, siendo un joven monje, a cenar con Shradda Mata, una discípula directa poco conocida del Maestro. Cuando la saludé, vi tanto gozo y luz en sus ojos…
Tú tienes la libertad. ¿Cuánto quieres avanzar en este camino? Es tu vida.
Amar, servir, esto está muy bien, tendremos una muy buena vida con todo esto, pero no nos dará la felicidad suprema que buscamos. El Kriya Yoga sí. Hasta que estemos establecidos en esa roca, nos preocuparemos. Pero entonces, somos libres de amar, somos felices sin ninguna razón externa.
Vive tu propia vida y decídelo por ti mismo. Ni todo el mundo entero vale el gozo del alma. Hasta dónde quieras llegar en este camino, depende de ti, del compromiso que estés dispuesto a adquirir.
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