
28 Jul BHAKTI YOGA, EL MEDIO PARA COMOCER A DIOS (EXTRACTO) – PARAMAHANSA YOGANANDA
¿Quién nos hizo contemplar los maravillosos misterios de la creación? El Creador se está escondiendo, para que por casualidad algún día podamos buscarlo y encontrarlo. El hombre divino ha tenido éxito en esa búsqueda; es consciente de Aquel que está oculto dentro de nosotros y que se esconde en todas partes. Es consciente del Poder que hay detrás de todos los poderes, el Creador de la sabiduría y el amor, la Fuente de nuestra capacidad para producir los pensamientos que pensamos, la Fuente de toda la vida que fluye dentro de nosotros y de todos los seres.
Cómo la devoción revela la presencia oculta de Dios
Para descubrir la presencia oculta de Dios, debes amarlo; pero me viene a la mente, ¿cómo puedes amar a Dios sin conocerlo? No puedes amar nada que te sea desconocido. ¿Puedes amar una flor que nunca has visto? ¿Podrías amar el océano si sólo fuese una palabra para ti? ¿Puedes amar a alguien que nunca has conocido o del que nunca has oído hablar?
¿Podrías amar a alguien como un amigo si nunca lo hubieras conocido? ¿Podrías amar algo de lo que no sabes nada? ¿Cómo es posible, entonces, amar a Dios, si nunca lo has visto?
Yo ya no puedo decir eso. Lo veo todo el tiempo. Cada pensamiento que estás pensando ahora mismo, lo veo venir de esa Luz. Cuando ves desde la cima de una colina lo hermosas que son las luces resplandecientes de una ciudad, te olvidas de que es la dinamo la que proporciona la electricidad para iluminar las bombillas. Así que cuando ves la vitalidad centelleante de los seres humanos, pero no sabes lo que los anima, entonces estás espiritualmente ciego. Ese Poder, aunque no se vea, es muy evidente. Está todo el tiempo jugando al escondite detrás de nuestros pensamientos. Debido a que Dios elige permanecer oculto, es por lo que es difícil pensar en Él y amarlo.
La paradoja es que la forma más sencilla de conocer a Dios es el camino del amor. Hay un camino del conocimiento (Jnana Yoga) por el cual se puede conocer a Dios: el camino de la discriminación analítica, eliminando todo lo que no es Dios – «Neti, Neti» no esto; no aquello. Otro camino es purificarse uno mismo realizando nada más que buenas acciones y renunciando a los frutos de las mismas (Karma Yoga). Y luego está el camino de la devoción (Bhakti Yoga), pensando continuamente en Dios hasta que uno lo ve en todo. Es tan evidente si lo buscamos con los ojos de la devoción. Debemos hacerle saber que estamos deseando que venga a nuestras vidas, que no puede continuar eludiéndonos. Si lo presionamos con nuestros pensamientos, con nuestro anhelo por Él. No le quedará más remedio que expresarse; se verá obligado a responderte.
La presencia de Dios está tan cerca; es como pensar que alguien está jugando al escondite contigo en un cuarto oscuro. Aunque no ves a la persona, sientes que está allí. Así es como Dios está, justo detrás de la oscuridad de tus ojos que no ven. Él nos está hablando a través del hombre sabio. Y nos inspira a través de los grandes seres, como Cristo, Krishna y los Maestros. Él es, pero ¿dónde está? Eso es lo que responde la devoción: No tienes que verle para convertirte en su devoto. La devoción significa que sabes que Él es omnipresente a tu alrededor y en el oscuro enigma del cosmos jugando un juego divino de escondite contigo. Detrás de las hojas, detrás del viento, detrás de los cálidos rayos del sol – Él se esconde, pero está allí. No está lejos, por eso se vuelve fácil amarlo.
Actitudes para la victoria sobre los obstáculos
Dios ha creado pasiones y tentaciones, pero tales barreras no estaban destinadas a bloquear completamente el camino para darnos cuenta de la presencia de Dios. Todas las luchas de la vida son como una carrera de obstáculos, obstáculos a superar en la carrera hacia Dios. Puede que no seas el primero en terminar la carrera, pero tendrás éxito si te esfuerzas lo suficiente. Aunque es difícil cuando la vida te presiona, aún así, si haces el esfuerzo con una fuerte determinación, triunfarás en cada desafío. Cuando la última vuelta de esta carrera de obstáculos esté terminada, Él engalanará tu victoria con su amor eterno. ¡Pero la mayoría de la gente es demasiado perezosa incluso para intentarlo!
Dios quiere que pasemos por su carrera de la vida. Serás receptivo a Su ayuda si le demuestras que lo amas. Ten el amor de Dios siempre en tu corazón, para que sepas que Él se esconde, pero siempre está cerca. No puedes escapar de tener que pasar por obstáculos y problemas. Ese es el camino de la vida; es doloroso. Los más grandes santos han sufrido, y sufrido con una sonrisa por Dios. Hay muchas personas que nunca han sufrido enfermedades y en el momento de la muerte han caído dormidos sin ninguna dificultad. Pero eso no significa que sean yoguis, unidos a Dios. Muchos animales también han vivido y muerto sin sufrir.
La ecuanimidad del yoga se manifiesta cuando tu amor se eleva por encima de todos los obstáculos que Dios ha puesto ante ti. En esa trascendencia lo encuentras. Como un gran santo de la India solía rezar: «Ven a mí como un toque de dolor, porque en el dolor te recuerdo inmediatamente. Si alguna vez te olvido, en la espesura de las lágrimas de alegría tócame con el dedo del dolor para despertarme de ese olvido». Por tanto, el dolor no fue dado como una crueldad o para destruirnos, sino como un despertar, un recordatorio de que debemos llegar al Inmutable donde todo el dolor cesa.
Cualquier cosa que cause dolor y sufrimiento debe evitarse en la medida de lo posible. Pero cuando llega, a menos que seas capaz de soportarlo sin amargura y desesperación, no podrás alcanzar el reino de Dios. Mira a Jesucristo en la cruz. Conscientemente tuvo que pasar por las terribles sensaciones de dolor hasta que superó la conciencia de la carne. Cuando elevó su conciencia a la conciencia de Dios, se dio cuenta al instante de que todo era un engaño; y entonces los brazos del Padre lo envolvieron. Todo este drama se desarrolla entre el dolor y el amor. Vuestro amor debe ser más grande que vuestro dolor
Bhakti Yoga, el medio para conocer a Dios -Por Paramahansa Yogananda. Revista SRF
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