EL DISCÍPULO IDEAL – POR EL HERMANO NAKULANANDA

HANUMAN

La mayoría de ustedes están familiarizados con la antigua epopeya india del Ramayana, sobre la vida del rey Rama, quien también era una encarnación de Dios… Y sucedió que un día antes de que su padre lo nombrara como príncipe sucesor a la corona para que se hiciera cargo del reino cuando él falleciera, sucedieron algunas circunstancias… y no pudo ser coronado y en lugar de eso tuvo que irse al bosque durante 14 años. Pasó por muchas aventuras en el bosque, y su hermano Lashmana y su esposa Sita lo acompañaron durante ese tiempo.

Cerca del final de ese exilio, su amada esposa Sita fue raptada por el rey-demonio Ravana, que se llevó a Sita a Sri Lanka, donde tenía su reino. Así que Rama y su hermano Lashmana fueron tras él para tratar de rescatar a Sita, y al hacerlo tuvieron la ayuda de un ejercito formado por osos y monos. De entre ellos el más destacado fue el dios-mono Hanuman.

Hanuman fue muy importante para capturar y traer a Sita de vuelta con Rama y vencer al rey demonio Ravana. Después, todos volvieron al reino de Ayodya y todos allí estaban muy felices porque su amado Rama había vuelto… Y todos se preguntaban qué le iba a dar [Rama] en agradecimiento a su discípulo favorito Hanuman. Y entonces le dio una hebra de perlas, que era muy valiosa porque eran de Sita y ella se las había dado a Rama cuando se casaron.

Cuando se las dio, Hanuman se fue a un rincón solo, y todos lo estaban mirando. Y miró las perlas, moviendo la cabeza, y se la llevó a la boca, moviendo la cabeza, y se llevó las perlas a los oídos y negó con la cabeza. Finalmente, Hanuman simplemente rompió las perlas y las arrojó al suelo. Todos lo miraban asombrados: «¿Qué está haciendo?» Lakshmana (el hermano de Rama) se acercó y le dijo: «¿Qué estás haciendo, Hanuman?» ¿Acaso no conoces el valor de estas perlas? Eran de Sita. ¡Se las había regalado a Rama!

Entonces Hauman dijo: «Es que miré las perlas y no vi la imagen de mi Señor Rama. Y las puse en mis labios y no probé la dulzura de la fruta que se coloca en ofrenda a los pies de mi Señor. Y luego traté de oírlas y no escuché la dulce canción de Su nombre “Rama, Rama, Rama». Y luego dijo: «Estas perlas no me recordaban a mi Señor en absoluto. ¿Así que, qué valor tienen para mí?

Lakshmana se enfureció mucho y dijo: «Crees que eres el único gran devoto de Rama, ¿qué pasa con todos nosotros? Amamos a Rama tanto como tú. Ni siquiera te veo que uses una imagen de Rama en tu pecho». Y fue entonces cuando Hanuman con sus propias uñas se abrió el pecho. Y allí estaba impresa en su corazón una imagen del Señor Rama. Había impreso esa imagen dentro de sí mismo. No necesitaba nada en el mundo exterior porque su gurú vivía dentro de él.

Y nuestra amada Sri Daya Mata, conocida por ser una discípula perfecta… es una inspiración cuando pensamos en ella y en el ejemplo de su vida siguiendo a nuestro Gurú. Ella nos cuenta sobre una ocasión en que tuvo un éxtasis con Hanuman cuando estaba en India en 1963, durante uno de sus viajes. Estaba en Madrás, en el sur de la India y se estaba preparando para una conferencia en la universidad. Comentó que su cuerpo se enfermó y que el médico le dijo que tenían que operarla inmediatamente. Ella dijo: “no, no, tengo que volver al ashram en Calcuta”. Así que los devotos llevaron a Ma a Calcuta y en lugar de ir a un hospital occidental, Ma decidió ir a un hospital indio. Quería identificarse con los devotos indios. Cuando la llevaban para operarla… les voy a leer lo que ella dijo en sus propias palabras. Ella dijo: “mi mente estaba totalmente centrada en Dios y el Gurú, mi corazón, mi vida y mi voluntad totalmente entregadas a Ellos. Mientras estaba en la cama esperando a que me llevaran al quirófano, repentinamente, la más maravillosa experiencia vino a mí. Apareció ante mí la imagen de Hanuman e, inmediatamente después de eso, la bendita forma de Gurudeva y me sentí completamente envuelta en bienaventuranza. Absolutamente absorta en esa conciencia divina de nuestro Maestro y en ese estado fui llevada al quirófano. La operación fue un éxito y tuve una rápida y completa recuperación”. Luego Ma continúa diciendo que más tarde supo más acerca de la vida de Hanuman y leyó esa historia que acabo de relatarles. Y Ma dijo: “A través de esa historia comprendí el significado de la experiencia que tuve en el hospital. Mi única meta en la vida ha sido ser una discípula de mi Gurudeva. Seguir sus enseñanzas y ejemplo, lo mejor que pudiera. Agarrarme internamente a él con fe, como el ser que me ha introducido a Dios. Seguir humildemente las huellas del Gurú debería ser el ideal para cada uno de nosotros que hemos sido atraídos a este sendero de Self-Realization Fellowship. Él es en verdad una de las grandes luces espirituales de esta era. Y según pase el tiempo esto será cada vez más y más reconocido”.

Esta es nuestra amada Ma. Piensen en todos los logros que ella ha realizado en esta vida, como Presidenta y Sanghamata de una organización mundial, estableciendo los cimientos, los fuertes cimientos para las generaciones futuras. Ma siempre ha dicho que cuando tenía que tomar decisiones sobre la organización: “Nunca pienso en lo que yo quiero, siempre pienso: ‘¿qué es lo que el Maestro querría? ¿qué haría el Maestro? Si estuviera aquí”. Y este es el verdadero discípulo. Y cada uno de nosotros podemos tener la misma comprensión cuando servimos al Gurú en los Templos, en los Centros, en los Grupos, donde quiera que sea. No lo que yo quiero, sino ¿qué es mejor para la obra del Maestro. ¿Qué haría él si estuviera aquí? Y él está aquí, él está aquí. Daya Ma dijo: “Estas palabras son tan verdaderas como en el día en que él las pronunció: “Para aquellos que piensen que yo estoy cerca, yo siempre estaré cerca… para aquellos que piensen que yo estoy cerca, yo siempre estaré cerca”. Y esa es una promesa eterna.

Y en aquellas últimas horas de la vida del Maestro, cuando Ma le preguntó: “¿qué haremos sin usted Maestro? Él pronunció esas palabras eternas: “Sólo el amor puede tomar mi puesto. Permanece tan embriagada con el amor de Dios, que no seas consciente de nada, sino sólo de Dios, y dales ese amor a todos”. Ese es el legado de nuestro Gurú. Ese es su mensaje para cada uno de nosotros. Practicar sus enseñanzas tan profundamente de modo que tengamos ese anhelo, ese deseo, de amar a Dios, cada vez más y más profundamente, y luego darles ese amor a todos.

¡Jai Gurú!

 

 

Tomado de Hermano Nakulananda – The Guru: Spiritual Fortress of Love, Guidance, and Protection, CD, Otoño de 2010 Revista SRF

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